Al igual que el cine, la industria de los videojuegos es multidisciplinar y está muy compartimentada. Por supuesto, todos conocemos ejemplos de algún dev que, al más puro estilo ‘One Army Man’, se encarga de todas las facetas del juego pero esto no es lo usual.
Incluso en los equipos más pequeños lo normal es encontrarse al menos a un programador y a un artista visual aunando talento. Mientras que todos tenemos más o menos claro la función del primero, el trabajo del segundo genera más dudas: ¿debe el artista limitarse a ilustrar o debe saber diseño gráfico?, ¿qué conocimientos de programación debe tener?, ¿qué habilidades se necesita demostrar en el portfolio? Aunque es un poco difícil generalizar, vamos a intentar resolver dudas.
A grandes rasgos podríamos decir que un artista se encarga de todos los elementos visuales del juego. Más allá de fondos y personajes, el artista trabajará creando texturas, objetos y, aún más importante, todo lo necesario para que el equipo pueda trabajar durante, antes y después de la producción.
Según el estado del proyecto en el que trabaje podemos hacer la primera distinción entre los artistas. Aunque en el desarrollo independiente un mismo artista suele realizar todas funciones, en las grandes empresas lo normal es que se distinga entre concept artist y otros tipos de artistas, siendo los primeros los que se encargan de la pre-producción.
Un concept artist en videojuegos realiza un trabajo muy similar a los de los artistas en la industria del cine y de los cómics. Su perfil debe ser el de una persona muy creativa, capaz de diseñar elementos acordes a la historia que se quiere contar, y entre las habilidades, además del dibujo, se encontrará el storytelling, la observación y la originalidad. Es responsabilidad de este artista diseñar el ambiente del juego así como decidir la paleta de colores o la “fotografía” del mismo.
Los concept artists no necesitan saber nada de programación y son muchos los que prefieren trabajar con materiales tradicionales antes que con software y tableta.
Ya en la fase de producción del juego, los modeladores 3D y 2D tomarán el relevo. En un gran equipo, y bajo la supervisión de un lead artist, cada artista se encargará de un elemento específico, desde caras a ropa, pasando por texturas si estamos trabajando en 3D. La principal diferencia de un modelador 3D a uno de 2D es que son estos últimos los que suelen trabajar con las texturas por lo que deben tener conocimientos específicos de iluminación y materiales. Los modeladores 3D deben, por su parte, poseer unos conocimientos matemáticos básicos. Ambos tipos de artistas comparten conocimientos sobre la tecnología sobre la que se trabaja.
En esta fase, el nexo de unión entre programadores y artistas es el Technical Artist, que se encarga de que todos los assets creados sean compatibles y de fácil implementación en el juego. Este perfil debe tener conocimientos artísticos y de programación. Una preparación completa.
El último tipo de artista relacionado con los videojuegos se encarga de la post-producción, y, en ocasiones, presenta el perfil de diseñador gráfico. Este trabajará en logotipos, portadas y otros elementos publicitarios relacionados con el juego. Deberá tener nociones de publicidad así como de software específico.
Por último, llega la gran pregunta: ¿cómo empieza un artista a trabajar en la industria del videojuego? La respuesta es evidente: con mucho trabajo y preparación. Deslumbrar con el currículum y la experiencia, así como con un buen porfolio es fundamental. El resto es esperar a la oportunidad indicada.